Lección 03 La inmadurez trae división
Discipulado #03
La inmadurez trae división
“ De manera que yo, hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a niños en Cristo ”. 1 Corintios 3:1
En este capítulo 3 de 1 de Corintios, vemos a Pablo lidiando con una iglesia de personas inmaduras. Se trata de que cada quien tiene sus preferencias en la iglesia, unos eran de Pablo, otros de Apolo y otros de Cefas = Pedro.
Había una división y Pablo debía hablarles como gente inmadura, como a niños en Cristo. Pablo a la verdad estaba descontento porque ellos los Corintios actuaban con preferencia hacia los hombres y no hacia Dios. En vez de darle viandas tenía que darle leche por el comportamiento que ellos tenían, porque ya teniendo bastante tiempo en la iglesia se comportaban como niños.
“ Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido ”. Hebreos 5:12
De aquí podemos notar que cuando hay inmadurez en los creyentes hay que volverles a enseñar los principios
bíblicos como si fueran niños porque no era conveniente darles alimento sólido.
El reclamo de Pablo era que ellos no podían enseñar a nadie porque ni si quiera ellos habían aprendido y crecido en conocimiento. Por eso hay muchos problemas en los altares hoy en día porque ministran personas con mucho talento pero analfabetos bíblicamente, es decir, sin conocimiento profundo de las escrituras.
El verdadero líder maduro desea crecer en conocimiento de Dios y su palabra para poder servir y ser maestro de otros. El deseo de Pablo era formar, de nada nos sirve tener una iglesia de creyentes niños sin formación. El conocimiento no debe volverse una amenaza para el maestro, el maestro mientras más discípulos capaces tenga para entrenar y formar más, está cumpliendo con su labor de hacer discípulos.
Cuando un líder es inmaduro no le interesa que otro crezca en conocimiento de la palabra porque lo ven como una amenaza, esto porque están enfocados en su propia fama que en dar a conocer el evangelio de Cristo.
Tristemente esos creyentes de Corintio no habían crecido en conocimiento ni espiritualmente, seguían en sus viejas costumbres carnales y eso les impedía madurar. En otras
palabras, Pablo les estaba diciendo que Dios no deposita cosas valiosas en personas inmaduras. Por eso hay iglesias que no crecen en conocimiento, aunque vean la manifestación de Dios porque carecen de madurez.
Hay congregaciones que no crecen porque siempre hay batalla y nunca están de acuerdo con nada. Imagínate llegar a una iglesia donde cada uno tenga una preferencia y haya grupos donde cada grupo tiene un líder que prefieren y que siempre haya una contienda, yo prefiero a Pablo porque predica mejor, pero yo prefiero a Pedro porque ministra y predica mejor que Pablo, otro grupo dice: “Yo prefiero a Apolo porque tiene más conocimiento en la palabra”, en fin, o el: “yo canto mejor que tú”, el que dice: “yo tengo más conocimiento de la palabra que tú” y el que: “yo tengo más unción que tú”, todo eso trae división.
Una iglesia dividida no crece, una iglesia en la cual se consiguen estos tipos de creyentes la gente se va. La manifestación y la unción atrae gente a la iglesia, pero la inmadurez de la gente hace que la gente se vaya.
Este tipo de cosas hacen que la iglesia no avance y se detenga. El problema de los corintios es que estaban haciendo acepción de personas estaban favoreciendo a unos más que a otros, incluso Pablo dijo que, por causa
de estas divisiones había celo, disensiones y contiendas cosas que los mantenían en Pleito. 1Corintios 3:3
La inmadurez de los corintios era tal que, el pueblo no se ponía de acuerdo con quien seguir.
Quiero resaltar que muchas veces se le culpa al diablo de muchas cosas y aquí el problema no era el diablo, aquí el problema era la inmadurez de los corintios.
Pablo como padre espiritual de los corintios tenía la obligación de reprenderlos y de enseñarles para que no fueran creyentes inmaduros. Él fue a la raíz del problema porque entendía que si ese problema no se resolvía, la iglesia no avanzaba.
“ ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. 6 Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 7 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. 8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. 9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios ”. 1 Corintios 3:5-9
Para uno madurar como creyente debemos entender que no es el mensajero, sino quien envía el mensaje el que merece toda la gloria. La inmadurez no te hace reconocer que es lo más importante del mensaje, que no es el
mensajero y que, es el que envía realmente el mensaje, lo más importante.
El asunto latente en muchos de los pleitos entre creyentes era determinar cuáles discípulos tendrían mayor prominencia en la iglesia. Era evidente que los discípulos se estaban peleando por el poder en esta Iglesia y lo que había empezado como algo simple ahora pasaba a mayores.
Pablo tuvo que recordarle a los corintios que ellos existían por la gracia de Dios y para la gloria de Dios.
El cristiano verdaderamente maduro entiende que, él no es el protagonista en todo esto, que todo es por él y para él.
Pst. F. Tranfa