Leccion 09 Alcanzando Madurez II
Discipulado #09
Alcanzando madurez II
Algunos líderes han sustituido el discipulado por cultos de avivamiento y no es que sea malo, la unción es buena, la manifestación es buena pero hay algo que los servicios de avivamiento no van a poder hacer y es sacar la inmadurez de los creyentes, la inmadurez sale con formación. Porque lo que no se forma se deforma.
Tenemos que entender que la manifestación de los dones no es madurez, los dones no son sinónimo de madurez, la madurez se manifiesta cuando manifestamos el fruto del Espíritu. Gálatas 5:22 al 23
Jesús lo dejó claro y dijo, “por sus frutos los conoceréis”. Mateo 7:16.
Nuestra madurez siempre se va a reflejar por los frutos
Jesús se tomó su tiempo de enseñarles a los doce discípulos para luego enviarlos a hacer discípulos. Mateo 10
Un creyente no se puede enviar sino se le ha dado la formación para tener la madurez de poder ejercer el llamado. Uno como creyente adquiere madurez cuando es enseñado, pero también hay que tener un corazón dispuesto para aprender. Mira el ejemplo de Judas,
caminó durante tres años con Jesús, fue alimentado por él, Jesús le sirvió, le enseñó pero él nunca entendió y al final fue quien lo entregó. Mateo 26:14 al 16
No es suficiente con decir voy al discipulado, también debe haber la disposición de aplicar lo aprendido.
Conozco a muchos creyentes que han tenido instituto bíblico, han estudiado y saben la biblia entera, pero sus vidas no van acordes con lo que aprendieron.
“Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres y los entregaba a la cárcel.” Hechos 8:3. Pablo perseguía a la iglesia de Cristo, él pensaba que estaba haciendo un bien, hasta que un día Jesús le salió al encuentro. Hechos 9:1 al 6.
Desde ese momento todo cambio, de perseguidor se convirtió en el perseguido, porque lo que él había experimentado cambio su mente y su vida por completo. A partir de allí fue enseñado por Bernabé y el Espíritu Santo, y cuando adquirió madurez se convirtió en maestro de otros.
Pablo también fue un líder maduro que se ocupó de enseñar a otros, no solo con palabras sino también con el ejemplo, para que quienes le escuchaban también pudieran servirle a Dios como él le servía.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí y lo que ahora vivo en la carne,
lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20
Pablo estaba dispuesto a morir por compartir con otros lo que había recibido, la madurez también hace que nosotros estemos dispuestos a padecer lo que sea con tal de agradar a Dios.
Pablo, aunque padeció mucho, nunca dejó de enseñar, nosotros debemos entender que los padecimientos, los sufrimientos, o las persecuciones no cambian el hecho de que tenemos una responsabilidad como creyentes y eso se consigue madurando en Dios. Cuando somos maduros, nuestras circunstancias no nos mueven, porque dependemos de Dios.
Veamos algunas características de las personas maduras.
1. Se conocen a sí mismos. Saben que tiene defectos y cualidades.
2. Controlan sus emociones. Las personas maduras controlan sus emociones y no las emociones a ellos.
3. Aceptan la realidad. Una persona que acepta su realidad tiene la capacidad de transformarla a su favor.
4. No acumulan resentimientos. Todos nos hemos sentido heridos o traicionados, pero entender que
estas situaciones son parte de la vida y deben dejarse atrás, es madurar.
5. Son pacientes. Las personas maduras entienden que las cosas requieren esfuerzo y disciplina, por lo que no apresuran los tiempos y saben esperar.
La paciencia sin duda es una característica de la madurez.
6. Tienen mucha empatía. Sus propias batallas y su camino al conocimiento les han hecho entender que todas las personas atravesamos por nuestros propios procesos y son comprensivas.
7. Saben establecer límites. Las personas maduras saben respetar y se dan a respetar con amor.
8. Son responsables de sus vidas y actos. Asumen las consecuencias de sus actos y siempre que sea posible, buscan reparar el daño y pedir perdón.
9. No les gusta las habladurías. Las personas maduras nunca hablan de los demás ni los juzgan.
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. Efesios 4:11-12
En el camino al conocimiento de Dios para convertirte en un creyente maduro, esta primero Dios, su Espíritu Santo que nos guía y también las personas que Dios ha dado sabiduría para enseñarnos. Lo que Dios
anhela es que, cada día que pase te parezcas más a su Hijo.
“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”. Juan 3:30
Cuando maduramos, entendemos que ya no somos nosotros, sino Dios en nosotros.
Es triste ver muchos llamados creyentes que dicen amar a Dios, pero su comportamiento dice que no conocen al Dios que aman.
“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Efesios 4:13
Dios nunca se cansará de tratar con tu vida, todo lo contrario, si tú dispones tu corazón, él no te dejará hasta que cumpla su propósito en ti. Por eso, él nos dejó su palabra para que lo conozcamos y crezcamos en madurez, porque un creyente maduro es difícil que sea movido de su fe.
“Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en
aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”. Efesios 4:14 al 15
Fíjate como se lee, para que no seamos como niños, es decir, que no seamos inmaduros, sino que, al ir adquiriendo madurez seamos muy difíciles de engañar y de ser alejados de lo que hemos creído y aprendido.
La madurez es una cualidad o condición muy necesaria para el hombre de Dios y solo se consigue siendo enseñados y en un proceso continuo y gradual con el Señor.
Pst. F. Tranfa