La Generosidad
Capítulo 15
La Generosidad
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría” (Sal 19:1, 2). Lea también los versículos 3 y 4.
De este salmo aprendemos que la creación de Dios (los cielos y la tierra):
- declaran la gloria de Dios,
- proclaman la obra de Sus manos,
- emiten palabra, y
- declaran sabiduría.
Podemos aprender de la creación de Dios si examinamos las cosas detenidamente. Así como hay leyes físicas que producen el orden fuera del caos en el universo, Dios también ha puesto en movimiento las leyes espirituales que gobiernan la vida. Una de esas es la ley de la generosidad. Esta nos enseña que “…el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2 Co 9:6).
- COLABORADORES
Como colaboradores de Dios (1 Co 3:9; 2 Co 5:20; 6:10), es importante que entendamos dónde yacen las responsabilidades.
- Dios Es Dueño De Todas Las Cosas
“De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan” (Sal 24:1). Lea también el Salmo 89:11; Job 41:11; 1 Crónicas 29:10-14.
Nosotros no somos dueños, sino administradores. Dios es el dueño de todo el universo. Toda cosa creada viva y no viviente, pertenece a Dios, incluyendo todo lo que sea material o no material que podamos poseer en esta vida personalmente: familia, dinero, posesiones, carreras, etc.
Él nos ha dado todas estas cosas para que las disfrutemos (1 Ti 6:17) y, cuando entendemos que todo pertenece a Dios, podemos reposar en la seguridad de que Él es responsable de su cuidado.
- Nosotros somos los administradores
No somos los dueños, sino más bien los mayordomos o administradores. Un administrador maneja y tiene cuidado de aquello que pertenece a otro. Dios es dueño de todo; pero nosotros, como mayordomos, cuidamos y manejamos lo que es de Él. Tenemos la obligación de ser fieles en esta mayordomía.
Nosotros como administradores o mayordomos, somos responsables de velar o cuidar de las cosas que Él nos ha dado (lea Mateo 25:14-30). Cuando comprendemos las relaciones entre el dueño y la mayordomía y que podemos disfrutar de las propiedades de Dios, entonces es más fácil hacer donaciones.
Ante Dios, la mayordomía abarca cada cosa simple que nos pertenezca a nosotros:
- Nuestra vida (Hch 17:25; 1 Co 6:19; Ga 2:20; Job 33:4).
- Nuestro tiempo (Sal 90:12; Ef 5:15, 16; Col 4:5).
- Nuestros talentos y habilidades (1 P 4:10; 1 Co 12:4-7, 11).
- Nuestras posesiones (Mt 6:19-21; Col 3:1, 2).
- Nuestras finanzas (1 Ti 6:6-10, 17-19; Mt 6:24).
- El mensaje del evangelio (1 Co 4:1; 9:16, 17; 1 Ti 6:20).
De igual manera, muchos cristianos todavía luchan para poder hacer donaciones o diezmar, a pesar de su deseo de dar y ofrendar.
No obstante, la acción que libera a un creyente hacia la plena bendición de la buena mayordomía es su total RENDICIÓN: la sumisión sin reservas de la vida total de uno, sus posesiones y planes a la voluntad y propósito de Dios.
Es únicamente cuando nos ENTREGAMOS, que aprendemos lo que significa dar de las posesiones (o dinero) al Dios que nos las ha dado.
- LAS DONACIONES EN LA IGLESIA PRIMITIVA
“Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno… y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común” (Hch 2:44, 45 y 4:32).
Esta actitud básica de los cristianos primitivos, estableció el fundamento para cada expresión de donaciones que apareciera más tarde.
A medida que el número de cristianos se multiplicaba, aparecían diferentes métodos de ofrendar o hacer donaciones. No obstante, todos estos expresaban su comprensión de mayordomía; en conclusión, todo pertenece a Dios.
- La Iglesia Sostenía A Los Necesitados
En la iglesia primitiva, se escogieron hombres especiales para que sirvieran como “diáconos”: ayudantes en la distribución de las ofrendas y donaciones entre las viudas y necesitados (Lea Hechos 6:1-3).
El ministerio de estos hombres, era canalizar o distribuir todas las donaciones donde hubieran necesidades prácticas.
- Las Iglesias Daban Sacrificadamente Entre Unas Y Otras
Cuando los cristianos judíos de Jerusalén estaban pasando por una crisis de hambre, la iglesia gentil, pobre y carente, fue quien ayudó.
“Que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas” (2 Co 8:2, 3). Lea también los versículos 1, 4.
- La Iglesia Sostenía A Los Ministros Cristianos
El apóstol Pablo viajaba de un lugar a otro estableciendo nuevas iglesias. En algunas ocasiones trabajaba con sus propias manos para suplir sus propias necesidades (Hch 18:3; 2 Ts 3:7-9).
En otras ocasiones, la iglesia de los filipenses mostró el verdadero espíritu de amor que Dios elogia, al sostener los gastos de ministros que viajaban tales como los de Pablo.
“Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios” (Fil 4:18). Lea también los versículos 15-17.
- Los Cristianos Trabajaban A Fin De Poder Hacer Donaciones
“El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Ef 4:28).
- El Dar Era La Prueba De Su Amor
“sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos,…Mostrad, [por medio de ofrendar]…la prueba de vuestro amor, y de nuestro gloriarnos respecto de vosotros” (2 Co 8:14, 24). Lea también los versículos 7-15; 1 Co 16:1, 2; 1 Jn 3:17, 18.
- LOS PRINCIPIOS DE DIOS RESPECTO AL OFRENDAR
En 1 Corintios 10:11, se nos informa que debemos aprender del ejemplo de Israel. Debemos aplicar los principios expuestos por Dios. Debemos, al mismo tiempo, evitar los errores cometidos por los israelitas y sus líderes en el desierto. En el área del ofrendar, encontramos algunas pautas excelentes que nos pueden ayudar:
- Dios Espera Que Nosotros Empecemos Con Un Porcentaje
“Traed todos los diezmos [10% de los ingresos netos] al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal 3:10).
- Es Nuestro Deber Ofrendar Y Diezmar Sistemática Y Regularmente
“Entonces mandó Ezequías que preparasen cámaras en la casa de Jehová; y las prepararon. Y en ellas depositaron las primicias y los diezmos y las cosas consagradas, fielmente…” (2 Cr 31:11, 12).
- Es Nuestro Deber Dar Lo Primero Y Mejor Para Dios
“Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos. Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto [vino]” (Pr 3:9, 10).
MI DECISIÓN
A través de este estudio he entendido la importancia de poseer un corazón y actitud generosos hacia otros. Hoy me comprometo a comenzar una vida de hacer donaciones, iniciando con los diezmos (dando un diez por ciento de mis ingresos netos para la obra del Señor). Además, animaré y enseñaré a otros a efectuar lo mismo.
“Mas vosotros sois linaje escogido…pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 P 2:9).