La manera de vivir en el Reino
Capítulo 16
La Manera De Vivir En El Reino
A. CAMBIO DE AUTORIDAD
Hemos sido librados del dominio de Satanás (de su autoridad o control). Ahora estamos bajo una autoridad completamente nueva: la de Jesús.
A medida que un creyente comienza a crecer en su nueva vida en el Señor, él descubre muy pronto que la única manera de disfrutar la vida en el Reino de Dios es mediante unas buenas RELACIONES CON JESÚS (Ef 1:17, Fil 3:10). En el mismo comienzo de nuestra nueva vida con Dios, estas relaciones toman dos formas distintas:
- La De Salvador
Esta es la primera relación que comenzamos a tener con Jesús. No podemos conocer a Dios como Padre y Amigo hasta que primero hayamos tenido una revelación de Jesús como Salvador: Aquél que murió por nosotros y nos rescató del reino de Satanás. Jesús nos salvó:
- del juicio de Dios (1 Ts 1:10; 5:9; Ro 5:9).
- del poder de Satanás (Hch 26:18; Col 1:13; He 2:14, 1 Jn 3:8).
- de nuestros propios egos (Fil 3:19; 2 Co 5:15; Tit 3:3-6; 1 P 1:18).
“Y aunque era Hijo…vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” (He 5:8, 9). Lea también Hebreos 2:10 y 2 Timoteo 1:10.
- La De Señor
Cuando conocemos a Jesús como Salvador, entramos al Reino de Dios, pero ahí no es donde nuestras relaciones con Él terminan.
Una vez dentro de Su Reino, esas relaciones comienzan a tomar cambios dramáticos. Ahora le conocemos no sólo como Salvador, más también como Señor: ¡NUESTRO Señor! El es REY en Su Reino (Col 2:6).
“Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo” (1 Co 12:3). Lea también Juan 13:13; Romanos 1:4; 1 Corintios 8:6 y 1 Corintios 4:5.
Cuando entramos al Reino de Luz, podemos disfrutar de las cosas para las cuales fuimos creados: para unas relaciones amorosas y recíprocas con el Señor. Debido a esto, cuando Jesús vino a ser Señor de nuestras vidas, descubrimos que Su control en nuestras vidas nos saca del caos del pecado y nos lleva al plano del orden y la paz divina. Lea Colosenses 2:9, 10; 1 Corintios 8:6.
B. EL CIUDADANO MODELO
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús…” (Fil 2:5).
Jesús, aunque era Rey del Reino, se hizo siervo. Este es el ejemplo de lo que debe ser el verdadero ciudadano de Su Reino.
“Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Jn 13:13-15). Lea también Juan 13:2-17; Mateo 20:26-28 y Lucas 22:27.
C. VASALLOS (SUBDITOS) DEL REY
Como miembros del Reino de Cristo, entramos en unas relaciones con él equivalentes a las de Maestro y siervos (Mt 6:24).
Jesús vino a cumplir la voluntad de Su Padre (He 10:5-9). En Su vida, día por día, Él exhibió cuál es el estilo de vida del Reino: el vivir para agradar a Dios (Ef 5:8-10). Es vital que tengamos ese mismo corazón de sirviente que Él tuvo.
A muchos cristianos no les agrada el concepto de ser siervos, porque al parecer, les hace inferiores a los demás. No obstante, en la Biblia encontramos cuatro paradojas interesantes:
- En La Esclavitud, Hay Libertad
“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (Ro 6:22). Lea también los versículos 16-23; 12:1; 1 Co 7:22; 2 Co 3:17; Ef.6:6,7; y 1 P 2:16.
- Hay Grandeza En El Hecho De Ser Un Sirviente
“El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (Mt 23:11,12). Lea también 20:26, 27; Marcos 9:35, 10:43 y Juan 12:26.
- En La Humildad, Hay Exaltación
“Así que, cualquiera que, se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos” (Mt 18:4). Lea también Lucas 18:14; Proverbios 29:23; Santiago 4:10; 1 Pedro 5:5,6; y Mateo 19:30.
- En La Sumisión, Hay Autoridad
El Centurión Romano (un líder militar sobre más de 100 soldados) que vino a Jesús, entendió este principio.
“…ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace” (Lc 7:7,8). Debido a que el Centurión estaba bajo autoridad, él podía ejercer autoridad y, prontamente, se sometió a la autoridad de Jesús. Lea también los versículos 1-10; Santiago 4:7.
El estilo de vida del Reino de Dios es una actitud de SUMISIÓN y OBEDIENCIA A DIOS (lea Mateo 12:50; Efesios 6:6; Hebreos 13:21; 1 Juan 2:17; 1 Tesalonicenses 4:1). Nosotros nos sometemos a la voluntad de Dios, NO con renuencia, por temor u obligación, sino más bien:
- Por todo lo que Dios ha hecho por nosotros (Ro 12:1; Ef 4:1; Tit 3:4-7).
- Porque al hacer tal cosa, encontramos satisfacción (Sal.40:8).
- Por amor (Jn 14:15; 1 Jn 5:3).
D. LOS FRUTOS DEL REINO
“Así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos que ANDUVIESES COMO ES DIGNO DE DIOS, que os llamó a su reino y gloria” (1 Ts 2:11, 12). Lea también 2 Tesalonicenses 1:5.
En Mateo 21:43, Jesús dijo que el Reino pertenecía a los que “produjeran sus frutos”. El fruto del Reino es explicado en un gran número de pasajes bíblicos:
- Amor, gozo y paz (Ga 5:22, 23)
- Bondad, justicia y verdad (Ef 5:9; Stg 3:13-17).
- Justicia, paz y gozo (Ro 14:17; He 12:11).
Puesto que fuimos creados por Dios, también fuimos hechos para Su Reino y Su estilo de vida.
El fruto del Reino es simplemente el resultado natural del milagro del nuevo nacimiento que el Espíritu Santo ha ejecutado en nosotros (lea Gálatas 5:22).
Nuestra responsabilidad como ciudadanos del Reino de Dios es vivir como el pueblo que somos actualmente (1 P 2:11).
“Nosotros oramos también para que nuestras vidas externas, que es vista de los hombres, pueda traer crédito al nombre de vuestro Maestro, y para que pueda causar gozo en su corazón” (Col 1:10 Phillips). Lea también 2:6; Efesios 4:1; 6:8-10.
MI DECISIÓN
Entiendo, después del estudio acerca de la vida en el Reino, que debo someter mi vida al servicio de los demás exactamente como lo hizo Jesús. Tomo la decisión de ser un sirviente, dispuesto y feliz, de Cristo y de los demás.