Calse #08 Paternidad espiritual sobre los discipulos
La iglesia cristiana está llamada a alcanzar multitudes. No importa cuántas denominaciones haya en su área, nunca serán suficientes para compartir las Buenas Nuevas en una sociedad descompuesta como la nuestra. De ahí que avanzar en el discipulado, constituya una de las más grandes herramientas que Dios ha puesto a nuestro alcance. No es algo nuevo, tiene ya muchos siglos de haber sido concebida. Lo que nos corresponde hoy es redimensionarla y ponerla en práctica, con renovada fuerza en nuestras comunidades, haciendo el debido seguimiento a los nuevos creyentes.
SIETE DISTINTIVO DE UN DISCIPULADOR EFICAZ
Comparto con usted siete distintivos de un Discipulador que forma Discípulos multiplicadores:
1.- ___________________y decídase a seguir a Jesús (Mateo 16:24-26; Marcos 8:34-38; Lucas 9:23-26)
2.- _________________________.
3.- _________________________. Recuerde que al hacer la voluntad de Dios, el enemigo querrá atravesarse en su desenvolvimiento (1 Pedro 5:8; Lucas 10:18)
4.- _________________________. No pretenda hacer mucho. Así sea solo discipular, pero hágalo bien.
5.- Reconozca que usted ha sido ________________________ por Jesucristo (Marcos 3:13-16)
6.- Desarrolle _______________________ (Mateo 1: 9, 10).
7.- Discipule a todos, sin hacer _________________________. El Señor Jesús predicó también a los gentiles (Mateo 4:15; Lucas 17:11-16; Juan 4:39-42).
LA IMPORTANCIA DE DESARROLLAR PATERNIDAD ESPIRITUAL
Una de las mayores dificultades es que nos acostumbramos a que, al término de una charla o mensaje, las personas reciban a Jesús como su Señor y Salvador y nos circunscribimos a desearles lo mejor. No les brindamos el acompañamiento necesario.
El asunto lo aborda el autor cristiano, Mario E. Fumero, de la siguiente manera:
Cada vez hay más gente convertida pero sin cobertura, huérfanos de la ayuda humana, pero con expresiones cristianas. Esto trae como consecuencia una iglesia deforme que no es un cuerpo, una vida cristiana de muy baja calidad. Esto hace que muchas personas tomen el cristianismo como una moda, como una distracción, como una religión, sin entender que “tenemos que recibir para poder dar más y que debemos vivir para después transmitir.” (Mario E. Fumero. “La paternidad espiritual” Editorial Unilit. 1996. EE.UU. Pg. 5)
Un Discípulo debe constituir una prioridad para la comunidad de creyentes. No basta con que acepten a Jesús como Señor y Salvador. Debe ser una experiencia que permanezca en el tiempo. No una mera decisión sino algo con mayor profundidad que le permita al nuevo creyente mantenerse arraigado en su fe, prendido de la mano del Señor Jesús.
¿Recuerda el mandato original del Señor Jesús? No fue construir templos o abrir denominaciones aquí y allá, sino hacer Discípulos (Mateo 28:19). Incluso, cuando vamos al Nuevo Testamento, encontramos que el concepto griego de Discipulado se repite por lo menos 70 veces. Es evidente que reviste una importancia particular.
Lo que sí reviste importancia es discipular y que, usted y yo, nos convirtamos en padres espirituales de quien recién ha recibido a Jesús o está comenzando a caminar con el Maestro.
MÁS ALLÁ DE LA DECISIÓN DE FE
Cuando una persona recibe a Jesús como Señor y Salvador, el proceso apenas comienza. Es alguien a quien debemos prestar especial atención porque el enemigo espiritual querrá sacarlo del camino (Cp. 1 Pedro 5:8)
Incluirlo en una clase de Discipulado es muy importante, pero hay que ir más allá. Es necesario hacerle seguimiento hasta que se convierta, a su vez, en Discipulador.
El conferencista y autor Fumero instruye:
El discipulado envuelve algo más que una clase, que un grupo de personas que asiste a una reunión. Es todo un proceso que implica relación y actitud en la evangelización y conservación de los perdidos que vienen a Cristo. Es una de las tantas formas retóricas para exponer la relación personal que envuelve el proceso de formación de un cristiano una vez que nace de nuevo. No puede haber formación sin relación, tampoco puede haber relación sin entrega y menos, una entrega sin asumir responsabilidades.”(Mario E. Fumero. “La paternidad espiritual” Editorial Unilit. 1996. EE.UU. Pgs. 7, 8)
Lo esencial en nuestra condición de Discipuladores es que asumamos la paternidad espiritual con los Discipulos.
El principio bíblico de la paternidad espiritual lo encontramos en 1 Corintios 4:15, 16. Lea el pasaje bíblico y compártanos sus apreciaciones:
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Observe que el apóstol Pablo les predicó el Evangelio pero, aprendemos, asumió el compromiso de hacerles seguimiento a los nuevos creyentes. Se convirtió en su padre espiritual, como le recuerda a los corintios.
Una de las ventajas que encierra la paternidad espiritual es que le permite al Discipulador mantener estrechos vínculos con el Discípulo. Estar caminando junto a él constantemente para exhortarlo, animarlo y transferirle enseñanzas que fundamenten su fe y caminar en Cristo Jesús.
BUEN USO DE LA LIBERTAD
Cuando asumimos la paternidad espiritual del Discípulo, es importante que le enseñemos cuatro cimientos que le ayudarán a vivir la libertad que le ofrece Cristo a cada persona redimida:
a.- Somos ahora parte de un ________________________(1 Corintios 12:27; Colosenses 1:18)
b.- Somos parte de un edificio, Su iglesia que ________________________ (Efesios 2:21)
c.- De la mano de Cristo Jesús experimentamos ________________________ (1 Corintios 3:8)
d.- Somos ahora miembros de una________________________ (Efesios 2:19; Gálatas 6:10)
La paternidad espiritual (Cp. 1 Corintios 4:15) demanda que estemos al tanto de las inquietudes de los Discípulos pero, al mismo tiempo, que las despejemos con la debida disposición de tiempo, paciencia, tolerancia y perseverancia.
Uno de los aspectos críticos que debemos enfrentar, es enseñarle al nuevo creyente a experimentar libertad en Cristo y hacer buen uso de ella.
¿Qué dice el apóstol Pablo en cuanto a la libertad que hemos recibido del Señor Jesucristo? (1 Corintios 10:23):
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¿Cómo pueden los Discípulos experimentar la libertad en Cristo sin que la naturaleza pecaminosa los arrastre de nuevo a la mundanalidad? Ese sin duda es un gran reto que debemos asumir.
Lo que más peso tiene en todo el proceso es que les impartamos la enseñanza acompañada con el ejemplo. Pablo mismo lo hizo y les escribió a los creyentes de Filipos:
Amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan de los que siguen nuestro ejemplo.” (Filipenses 3.17. NTV)
El apóstol Pablo estaba muy seguro de su fe, de su testimonio de vida y de la disposición de vivir a Cristo en todo momento. Enseñar con el ejemplo es un fundamento de la paternidad espiritual que estamos llamados a ejercer.
UNA RELACIÓN PERMANENTE CON DIOS
Cuando impartimos enseñanza con el compromiso de ejercer la paternidad espiritual, llevamos al Discípulo a desarrollar intimidad con Dios y afianzar su crecimiento en Cristo hasta que su nivel de crecimiento espiritual vaya acompañado de madurez (Lea Filipenses 3:17; 1 Corintios 2:6).
Pablo que entendió la importancia de la paternidad espiritual (Cp. 1 Tesalonicenses 2:11; Filemón 10), amonestaba a sus hijos espirituales (Cp. 1 Corintios 4:14; 2 Corintios 2:4; 1 Corintios 3:2). Entendía que el concepto de discipulado encierra el mismo esquema de la relación padres-hijos; también llevarlo a experimentar el proceso: Nacer, crecer y reproducirse en su condición de Discípulo.
Un Discípulo es como un hijo. Y hay que cuidar de él hasta que aprende a defenderse solo… No lo olvide jamás…
EVITE CONVERSIONES “INSTANTÁNEAS”
¿Recuerda el día que recibió a Jesús como Señor y Salvador? Sin duda que sí. A la mayoría nos ocurre. Tenemos vivas imágenes del momento en que nos rendimos a los pies del Maestro. No obstante la pregunta es: ¿Perseveró usted en esa decisión? es probable que no porque aceptó a Cristo sin tener mayor conciencia del paso que estaba dando. Ese es otro fenómeno que ocurre con la mayoría de las personas.
¿Qué resultados desencadena? Que a las pocas horas o días ya están dispuestos a volver atrás. Bien porque el enemigo espiritual los tienta o sencillamente porque consideran que no tienen la fuerza para renunciar al pecado.
El apóstol Pablo escribió:
Así que la fe viene por oír, es decir, por oír la Buena Noticia acerca de Cristo.» (Romanos 10:17. NTV)
Un alto porcentaje de cristianos se limitan a compartir el evangelio o quizá llevar las personas a una campaña evangelística o un servicio en la iglesia. Pero, ¿es eso suficiente?
Claro, yo mismo he predicando grandes campañas pero ese mismo hecho me lleva a ser consciente que muchos de quienes pasaron al frente para hacer decisión de fe no perseveraron en el camino de Cristo.
El primer gran paso es que el nuevo convertido comprenda qué hizo a confesar a Jesús como Señor y Salvador y qué significa esto para su vida personal, espiritual y familiar. En segundo lugar, asumir la tarea de acompañar a este nuevo hermano en la fe en un proceso de discipulado hasta que tenga solidez en su vida cristiana. Si nos limitamos a predicar, en cierta medida estaremos cosechando para —horas después — ver de qué manera se pierde el grano sin que saquemos un buen aprovechamiento.
Jamás podemos perder la perspectiva de la enseñanza del apóstol Pablo cuando dice:
Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos; y debido a que somos sus hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el cual nos impulsa a exclamar «Abba, Padre». Ahora ya no eres un esclavo sino un hijo de Dios, y como eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero. ” (Gálatas 4:5-7. NTV)
Piense que si cada hijo de Dios es salvado, usted y yo debemos responder por cada alma. Esa realidad debe llevarnos a no abandonarles sino a permanecer con ellas en todo momento, siguiendo paso a paso su crecimiento. Recuerde que son hijos e hijas de Dios que Él espera cuidemos de manera especial hasta llevarles a un grado de madurez espiritual.
No basta entonces con lograr números en una membresía de la iglesia, sino que la responsabilidad estriba en llevar las personas a los pies de Cristo y estar a su lado en el proceso de crecimiento espiritual y personal.
Si las personas vuelven atrás, es porque no han tenido un proceso de consolidación. Es un compromiso de la congregación. ¿Comprende por qué todos los ministerios son importantes en la extensión del Reino de Dios, pero en particular hay que dar prelación al Discipulado? Si tenemos clara esa verdad en el horizonte de la labor eclesial, también nos daremos a la tarea de formar Discipuladores.
Nuestra meta debe ser el final de cada historia, es decir, la evolución de cada hermano y hermana en la fe hasta el momento en que comprobemos que experimentan compromiso permanente con el Señor Jesús.
UN DISCÍPULO CONVENCIDO DISCIPULARÁ A OTROS
Una de las dinámicas maravillosas de la iglesia del primer siglo es que cada nuevo discípulo llegaba a convertirse en discipulador.
¿En qué momento consideramos que logramos nuestro cometido al discipular al nuevo creyente? Cuando su relación con Jesús el Señor se vuelve personal e interioriza el mensaje que aprende en la Palabra.
Por favor, lea el pasaje de Santiago 1:22-24 y compártanos sus conclusiones:
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Un Discípulo que vive a Cristo, aplica Sus enseñanzas. Y esa es la tarea de la que no podemos desligarnos quienes discipulamos. Si tiene bases sólidas, ese nuevo creyente no se moverá del camino de Salvación así vengan en su contra muchas circunstancias adversas e incluso, aun cuando el enemigo espiritual despliegue a su paso enormes tentaciones.
Nuestra tarea pues, como Discipuladores, no se circunscribe simplemente a impartir una Lección semanal sino a proponernos ver el final de cada historia, de la historia de todo creyente… Y que ese final sea de victoria hasta que llegue a la eternidad.
RESPUESTAS A LA LECCIÓN
A continuación, encontrará las palabras o frases que requiere para llenar los espacios en blanco que aparecen en la Lección de hoy:
1.- Tome su cruz
2.- Persevere en oración.
3.- Pida la Protección de Dios.
4.- Desarrolle una misión específica.
5.- Llamado
6.- Dependencia de Dios
7.- Acepción de personas.
Buen uso de la libertad
a.- cuerpo espiritual
b.- somos todos los creyentes
c.- crecimiento permanente
d.- familia