Lección 5 Usando las lenguas y su interpretación en la oración.
Usando Las Lenguas y La Interpretación En Oración
LLAMADOS A COMPARTIR EL MINISTERIO DE INTERCESIÓN DE CRISTO
“Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (He 7:25).
Uno de los ministerios principales ejecutado por Cristo resucitado y ascendido al Cielo, es el de interceder por los creyentes.
- Ilustrando La Intercesión
Tendremos una percepción de lo que significa la intercesión si examinamos un evento en la vida de Moisés.
Dios estaba enojado con los hijos de Israel y le dijo a Moisés: “Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira… y los consuma; y de ti yo haré una nación grande.
Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová… Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo” (Ex 32:9-12).
Dios le otorgó a Moisés lo que pidió y el pueblo fue salvo de la destrucción. Moisés salvó al pueblo por medio de interceder por ellos ante Dios (rogándole para que no los destruyera). Esto ilustra dos cosas:
- Salvados De La Ira. Eso mismo es lo que ejecuta el ministerio intercesor de Cristo a nuestro favor: nos salva de la ira divina.
- Poder Ante Dios. Usted puede recibir poder ante el trono o la corte de justicia de Dios cuando acepta a Cristo y se une a Él en Su ministerio intercesor.
- El Espíritu Santo Nos Ayuda A Orar
Como miembros del Cuerpo de Cristo, es nuestro privilegio y responsabilidad, nuestro derecho y deber, compartir Su ministerio de intercesión. Este tan elevado llamamiento, está por sobre nuestra habilidad. Sin embargo, el Espíritu Santo está con nosotros para prestarnos Su ayuda (revestirnos de poder) en la oración. Dos traducciones (hechas por los eruditos griegos) relativas a nuestro versículo clave, son las que siguen: Léalas con cuidado y en oración.
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”
Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” (Ro 8:26, 27).
“Ni siquiera sabemos cómo debemos orar, pero mediante nuestros gemidos inarticulados, el Mismo Espíritu ora por nosotros, y Dios, quien escudriña nuestro ser más interno, sabe lo que el Espíritu intenta, pues intercede por el pueblo de Dios según la voluntad de Dios…” (Ro 8:26,27).
- Orando En El Espíritu. Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se envuelven en nuestras oraciones cuando oramos en el Espíritu. “…el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles…” Note tres cosas de este versículo:
1) Articulamos Los Gemidos De Cristo. Nos envolvemos en la intercesión iniciada por Dios. Las intercesiones de Cristo son sentidas y expresadas “…a través de nuestros gemidos inarticulados [indecibles]…” “Nosotros… que tenemos las primicias del Espíritu… también gemimos dentro de nosotros mismos…” (Ro 8:26,23). Nuestros cuerpos físicos son los canales a través de los cuales los gemidos de Cristo son expresados y sentidos.
2) Los Gemidos Son Iniciados Por El Espíritu Santo. Él es quien comienza los gemidos de Dios. “…el Espíritu mismo intercede por nosotros…”
3) Dios Suplica A Través De Nosotros. Dios el Espíritu, suplica a través de nosotros ante Dios el Padre. “…el Espíritu intercede con Dios [el Padre] por los santos”.
Estos son conceptos extraordinarios entendidos por pocos creyentes. A fin de entender este proceso, reflexione sobre cómo trabaja su radio.
- Una Transmisora De Radio. Una estación de radio [transmisora] en un lugar distante, despacha una señal. Su radio es compatible con dicha señal. Cuando usted enciende su radio, sus componentes electrónicos reciben la señal y la convierten en sonido. Su radio fungió únicamente como el aparato receptor, el cual, dio sonidos y palabras a la señal recibida. Su radio no fue el origen o fuente de sonido. Simplemente repitió lo que recibió.
De la misma manera, Jesús es como un radio transmisor. Él está sentado a la diestra del Padre en el Cielo (Hch 2:34; 7:55). Él vive para hacer intercesión por nosotros (He 7:25). Cuando Jesús intercede, el Espíritu Santo que está en nosotros recibe tal transmisión y la convierte en oraciones y sensaciones, a las cuales nosotros (como el radio), les damos voz y palabras. De esa manera estaremos orando las oraciones de Jesús.
- Jesús Y El Espíritu Santo. El Espíritu Santo es identificado de manera singular con Dios y el Hijo (Jesús) en la Biblia. Note que el Espíritu Santo es referido como el Espíritu de Cristo. “…Los profetas… escudriñaron qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos…” (1 P 1:11). “…Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Ro 8:9).
1) Trabajando Unidos. Jesús nos da una extraordinaria percepción concerniente a la manera en la cual Él y el Espíritu Santo trabajarían unidos después que Él ascendiera al Cielo.
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad… no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere…” (Jn 16:13).
¿A quién escucha el Espíritu? ¿Quién es el que le da al Espíritu las palabras que ha de hablar? Creo que el Espíritu habla o repite las palabras que escucha a Jesús orar. Y el Espíritu nos usa a nosotros como los canales a través de los cuales las palabras y oraciones de Jesús son expresadas.
En el versículo dado a continuación, vemos al Espíritu de Jesucristo vinculado de manera singular a las oraciones de los Filipenses mientras oraban por Pablo.
“…sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación” (Fil 1:19).
2) Expresando Oraciones Y Alabanzas A Través De Nosotros. Jesús (la Cabeza del Cuerpo) comparte Sus oraciones con el Espíritu Santo, quien a la vez expresa tales intercesiones a través de usted y de mí (los miembros del cuerpo de Cristo). “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular… y lo dio [Jesús] por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia” (1 Co 12:27; Ef 1:22).
El Señor Jesús, no solo otorga al Espíritu Santo las oraciones que debe orar por nosotros, sino que desea utilizarnos como Sus portavoces para expresar Sus oraciones.
Esto es ilustrado en otro pasaje de la Escritura: “…En medio de la congregación [Jesús] te alabaré [al Padre]” (He 2:12). ¿Cómo puede Jesús cantar alabanzas al Padre en la iglesia? Obviamente Jesús tiene que utilizar nuestras cuerdas vocales, nuestra voz y nuestros labios para cantar Sus alabanzas al Padre.
Para ilustrar este punto, consideremos lo siguiente:
Algunas veces, los Profetas del Antiguo Testamento hablaron a través de la Persona de Cristo, como si Jesús Mismo estuviera hablando. David dijo: “El Espíritu de Jehová ha hablado por mí y su palabra ha estado en mí lengua” (2 S 23:2).
Esto ilustra el punto importante que estamos procurando establecer:
Así como los Profetas del Antiguo Testamento hablaron por el Espíritu de Dios por medio de la Persona de Cristo (como si Cristo Mismo estuviera hablando), por consiguiente, a través de la acción del Espíritu Santo sobre nosotros, oramos en la Persona de Cristo, como si Él Mismo estuviera orando.
La persona de Jesús está al presente sentado a la diestra del Padre. La Presencia de Jesús, sin embargo, está con y dentro de cada uno de nosotros mediante Su Espíritu.
La frase: “En medio de la congregación [Jesús] te alabaré [al Padre]”, es de gran interés. Jesús nos está diciendo que Él todavía desea cantar alabanzas a Su Padre cuando nos congregamos juntos en los servicios de la iglesia.
¿Cómo puede Jesús cantar Sus himnos de alabanza al Padre en la Iglesia cuando Él está personalmente con el Padre en el cielo?
Esto puede ser ejecutado únicamente mediante la Presencia de Jesús por medio de Su Santo Espíritu, quien nos da que cantemos “himnos en el Espíritu”.
Nosotros somos la congregación o Iglesia del Dios vivo, a través de la cual los himnos de loor a Él son cantados. Jesús canta Sus alabanzas al Padre a través de nosotros. La Biblia confirma esto claramente: “Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones [los cantos espirituales son las alabanzas de Jesús al Padre expresadas a través de nosotros por el Espíritu de Cristo que mora en nosotros]” (Ef 5:19). “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros… cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Col 3:16).
El deseo de Jesús es llenarnos con Sus alabanzas interminables a fin de que adoremos al Padre. Cuando estamos saturados con el Espíritu Santo y nos rendimos a Él, Jesús canta loores al Padre a través de nuestros labios y voces en nuestros servicios de adoración. Somos canales a través de los cuales Sus cantos de alabanza son expresados al Padre celestial. No es de asombrarse el porqué la Biblia llama a tal adoración inspirada: “Cántico de Jehová” (2 Cr 29:27).
Así como Jesús expresa Sus cantos de alabanza a través de nosotros, Él desea expresar Sus oraciones a través de nosotros; Él también puede orar al Padre mediante nosotros.
Miembros De Su Cuerpo
Jesús es la Cabeza Celestial de Su cuerpo terrenal. Nosotros somos los miembros de ese Cuerpo. Es a través de los miembros de Su Cuerpo, que Su voluntad puede ser ejecutada sobre la tierra así como en el Cielo.
El Señor Jesús todavía quiere andar, hablar, predicar y orar como lo hizo durante Su ministerio terrenal. “Entonces Jesús les dijo otra vez: Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Jn 20:21). Él desea hacer esto a través de usted y de mí mediante el poder majestuoso de Su Espíritu. A la luz de esto, escuche lo que el Apóstol Pablo intercede en beneficio de los creyentes en Efeso:
“Oro para que ustedes conozcan… que el Padre ha puesto todas las cosas bajo los pies de su Hijo. El le ha puesto como la Cabeza de la Iglesia – que es el cuerpo de Cristo – la plenitud de Aquél que todo lo llena en todo” [traducción literal] (Ef 1:16, 19-23).
- La Agonía De La Intercesión
Si vamos a compartir la vida de oración de nuestro Señor, debemos aprender un poco más acerca de cómo Él oró cuando estuvo aquí sobre la tierra. “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas…” (He 5:7).
Este es un cuadro asombroso de nuestro Señor. Le vemos orando, clamando y llorando con gran agonía del alma. Sus súplicas eran muy intensas. “Y estando en su agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lc 22:44). ¿Puede usted imaginarse súplicas u oraciones tan intensas que le hagan sudar gotas de sangre?
El Apóstol Pablo oró de esa manera también. Usted puede recordar que en su carta a la Iglesia de Galacia, él habla acerca de su gran preocupación por su bienestar espiritual. Estaban en peligro de caer de la gracia de Dios y volver a la opresión de la ley. Fueron tentados a agregar obras legalistas a su fe en Cristo, esperando ganar la salvación con ello. Pero al querer agregar alguna otra cosa a la gracia gratuita, era como destruirlo todo. Estaban al umbral de volver sus espaldas a la obra perfecta y plena de la cruz.
Su peligro, impulsa a Pablo a la oración: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Ga 4:19). Las oraciones de Pablo fueron como la agonía que sufre una mujer en sus dolores de parto.
Las madres entienden muy bien lo que significa tener dolores de parto [dar a luz un bebé]. Los hombres sólo pueden entender la experiencia cuando presencian el alumbramiento. La presión y el dolor son usualmente una parte de la experiencia del nacimiento.
Pablo usa el proceso del nacimiento para explicar su agonía en oración en bien de los miembros de la iglesia de los gálatas. Él se había convertido en una extensión o expansión del ministerio de intercesión celestial de Cristo aquí sobre la tierra. Jesús estaba orando una oración poderosa a través de Pablo. ¡Y Pablo la experimentó!
Como dijimos anteriormente, el orar en el Espíritu es orar como Dios ora y sentir tal oración como Él la siente. No es de asombrarse el porqué Pablo dice: “…el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Ro 8:26). ¡Él estaba hablando por experiencia!
Sí, Cristo vive para hacer intercesión por nosotros y a través de nosotros según la voluntad del Padre. ¿Estaría usted dispuesto a ser un canal vivo para la oración e intercesión del Espíritu Santo?
- Un Ejemplo Personal. Hace varios años, el Espíritu me dirigió a visitar Japón. Durante seis o siete semanas viajamos de una aldea a otra. Durante tal tiempo, me encontré profundamente conmovido y emocionado en mi alma. Al parecer, el corazón de Dios Mismo estaba quebrantado por el amor que sentía hacia los japoneses. Podía sentir el dolor del Espíritu Santo de Cristo siendo derramado a través de mi persona en su bienestar. No podía dejar de llorar. Al parecer era Dios quien derramaba las lágrimas a través de mis ojos.
Dios ama a los japoneses, pero sus pecados de arrogancia e idolatría dejaron a Dios fuera de sus vidas. No hay lugar para Dios y Su Hijo en sus vidas o en su sociedad.
Satanás los ha herido con ceguera espiritual. “…el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Co 4:4).
El campo de batalla de Satanás y su fortaleza militar es la mente del hombre. Cuando la luz del evangelio irrumpe hasta el alma del hombre, la mente es una de las primeras cosas en ser liberadas.
Ahora entiendo que mis “lágrimas y llanto sin cesar” eran el producto de la intercesión de Cristo mediante la acción del Espíritu Santo en mí. Dios se estaba extendiendo a los japoneses en amor a través de mis oraciones y lágrimas. También, estaba poniendo restricciones sobre el dios de este mundo (Satán) y sus poderes demoníacos (lea el Salmo 149:5-9). Fue un tiempo de guerra espiritual intensa.
Desde ese tiempo en Japón hasta 1960, he descubierto que otros predicadores que han ido a esa misma área, han tenido la misma experiencia. Todos han pasado una buena parte de su tiempo llorando en intercesión por Japón. Ellos también han compartido el ministerio de oración e intercesión de Cristo de manera personal y con gran sinceridad.
- LOS DONES DEL ESPÍRITU EN INTERCESIÓN
Varias referencias han sido hechas en este estudio respecto a la importancia de “orar en el Espíritu”. Hemos visto cuán fundamental es la oración intercesora. ¿Qué dones del Espíritu nos ayudan en nuestro ministerio de oración e intercesión?
- Modos Principales De Orar En El Espíritu
Creo que son los dones de:
- Hablar En Lenguas,
- La Interpretación De Lenguas y
- La Profecía, son los modos y medios principales por los cuales debemos “orar en el Espíritu” (Ef 6:18).
Tal vez queramos estudiar de manera más intensa lo que tiene que decir la Biblia acerca de la función y propósito de esos dones en nuestra vida de oración.
El Apóstol Pablo nos enseña los principios en el uso de los dones espirituales en oración.
- El Don De Lenguas
- Para Hablar A Dios. Comentario acerca del capítulo catorce de 1 Corintios: “Porque el que habla en lenguas [un lenguaje dado por el Espíritu Santo] no habla a los hombres sino a Dios” (1 Co 14:2).
“…pues que anheláis dones espirituales, procurad andar en ellos para edificación de la iglesia.
Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla.
Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu [el Espíritu Santo que está en mí] ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.
¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, [en lenguas] pero oraré también con el entendimiento [interpretación de lenguas]; cantaré con el espíritu [en lenguas], pero cantaré también con el entendimiento [interpretación de lenguas].
Porque si bendices sólo con el espíritu [en lenguas]… ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? Pues no sabe lo que ha dicho” (1 Co 14:12-16).
Pablo nos enseña cuatro maneras en las que usamos las lenguas y la interpretación de lenguas en los devocionales privados y en servicios públicos:
1) orando al Señor
2) cantando al Señor
3) alabando al Señor
4) expresando gratitud al Señor.
El hablar en lenguas puede ser de gran valor si la articulación es interpretada, a fin de que pueda ser entendido el significado (lea el versículo 5). El Don de Lenguas prepara a la Iglesia para recibir la interpretación, de lo cual, debe seguir el hablar o cantar en lenguas. Las personas son avisadas y unificadas en el Espíritu para recibir y reaccionar ante la palabra de interpretación inspirada que sigue.
Mantenga en mente que la razón principal para las lenguas es hablar a Dios. Por tal razón, las lenguas e interpretación, normalmente tomarán la forma de una de las cuatro categorías bosquejadas anteriormente.
- En Oración Privada. Lo que a menudo es ignorado, sin embargo, es que Pablo coloca la misma importancia sobre el papel de esos dones en nuestra vida privada de oración. El hablar en lenguas es principalmente dirigido a Dios, no al hombre. Es una experiencia personal del hombre hacia Dios.
Nuestro estudio de 1 Corintios 14 revela cuatro modelos en los que el Don de Lenguas puede ser expresado en comunión personal con Dios:
1) Oración inspirada (vs 14, 15)
2) Cánticos inspirados (v 15)
3) Alabanzas y adoración inspirada (v 16)
4) Acción de gracias inspirada (v 16, 17).
El Espíritu Santo es el Agente de la oración sin cesar (que nunca termina o cesa), de los cantos, alabanzas y expresiones de acción de gracias. Es mi creencia que todas estas cuatro expresiones del Don de Lenguas, son el privilegio de cada creyente lleno del Espíritu.
- Los Dones Vocales Deben Ser Ejercidos Por Todos. El deseo de Pablo fue que todos ejercieran o practicaran los dones vocales de:
1) Lenguas. “Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas” (v 5).
2) Interpretación. “Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla” (v 13). Pablo no nos hubiera instruido a orar con este don si no hubiera sido la voluntad de Dios otorgárnoslo.
3) Profecía. “Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados…” (v 31).
La enseñanza de Pablo es clara. Él quiere que todo creyente hable en lenguas. Él ordena a los que hablan en lenguas que oren por la interpretación. Concluye diciéndonos que todos podemos profetizar.
Cuando los creyentes son enseñados apropiadamente, la fe para recibir esos dones es liberada en ellos.
“La fe viene por el oír la palabra…” (Ro 10:17).
El recibir y utilizar esos tres dones, depende de los niveles de su fe. Si ora con fe, recibirá lo que pide.
A medida que nos sometemos con humildad y respondemos en fe, podemos esperar que el Espíritu Santo se manifieste a Sí Mismo a través de nosotros mediante Sus dones.
- El Don De Interpretación En La Oración Privada
Esto, nos lleva al conocimiento de algunos principios emocionantes y renovadores de la oración que pueden transformar nuestras vidas cristianas. Deseo mostrarles cómo el Don de Interpretación de Lenguas puede ser usado con nuestro lenguaje de oración espiritual en nuestros devocionales diarios. Usted y yo podemos orar en lenguas e interpretarlas en nuestros tiempos privados de oración con Dios.
Pablo nos dice que él oraba en lenguas más que todos los creyentes a quienes se dirigía en esta carta. No obstante, dijo que prefería hablar cinco palabras que se entendieran (prefería profetizar) que diez mil palabras en lengua extraña en la adoración pública (1 Co 14:18, 19). Está claro que sus diez mil palabras en lenguas fueron articuladas en sus tiempos de oración privada. (Tal vez esa es la razón por la cual sus cinco palabras articuladas en profecía fueron tan poderosas.)
- Necesarias Para Entender La Voluntad De Dios. Cuando utilizamos el Don de Lenguas en oración, estamos dialogando con Dios en una lengua desconocida para nosotros. Dios la entiende porque la oración viene como resultado de la acción del Espíritu Santo sobre nosotros. Tales oraciones, siempre están en armonía con la voluntad de Dios.
¿Cuál es el problema entonces? Es el siguiente: Aunque Dios entiende, nosotros no entendemos lo que estamos articulando en oración en otras lenguas. Dios quiere que nosotros entendamos. La Biblia confiere gran importancia sobre nuestro conocimiento y conciencia de la voluntad de Dios.
“No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento…” (Sal 32:9).