Sellado con el Espíritu Santo
Universidad de la Fe
Campus Madrid -Discipulado
SOY SELLADO CON EL ESPÍRITU SANTO
INTRODUCCIÓN:
Así como en la factura de papel el sello garantiza su validez; en la vida espiritual el espíritu Santo es el sello que garantiza la valides de la obra de Dios en el presente y futuro de la vida
del cristiano.
Si el Espíritu Santo no está presente en la vida del creyente, no hay obra de Dios. No hay fe, porque es el Espíritu Santo que nos convence de pecado, justicia y juicio “Pero
yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al
mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:7,8).
No hay amor, porque es a través del Espíritu Santo que Dios derrama su amor en nuestros corazones “…Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5) .
No hay esperanza, porque es el Espíritu Santo que nos convence que somos hijos de Dios y herederos de su gloria “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos
hijos de Dios. y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”
(Romanos 8:16,17)
EL ESPÍRITU SANTO EN NOSOTROS COMO SELLO REPRESENTA TRES
COSAS:
ES PROMESA CUMPLIDA
El profeta Ezequiel la describe de la siguiente manera:
“Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de vosotros mi
espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongáis por obra” (Ezequiel 36:26,27).
El apóstol Pedro en su primer sermón afirmó que la venida del Espíritu era el cumplimiento de la promesa de Dios dada por el profeta Joel “Pero esto es lo dicho por el profeta Joel:
“En los postreros días –dice Dios–, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos
soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas, en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán” (Hechos 2:16-18).
El Apóstol Pablo al referirse al Espíritu Santo enfatiza la promesa “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído
en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13).
ES IDENTIFICACIÓN
Somos propiedad única de Dios y nadie puede arrebatarnos de Su mano. (Juan 10:27). La Biblia dice: enseña El que el que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Él “Pero vosotros
no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios está en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9).
Le pertenecemos a Él. En mi primer año de creyente fue muy importante el Himno 459 del Himnario Bautista: Ya pertenezco a Cristo. El coro dice: Ya pertenezco a Cristo; el
pertenece a mí. No solo por el tiempo aquí, mas por la eternidad.
Muchas veces los creyentes afirman que conocen a Dios, pero debemos tener en cuenta que mayor importancia tiene el ser conocido o reconocido por Dios. En cuanto a este tema, la
Biblia nos dice que el Señor conoce a sus hijos “Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27). y Este conocimiento es una distinción que Dios ve entre los
suyos y el mundo y lo hace por el sello que Dios ha puesto en nosotros “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: “Conoce el Señor a los que son suyos”
y “Apártese de maldad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2:19).
ES GARANTÍA
Todo lo que Dios nos ha prometido, el Él lo cumplirá. “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él,
Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”
(Efesios 1:13,14).
Dios nos dio su espíritu como garantía. El Espíritu Santo es las arras de nuestra herencia.
HAY CUATRO MANDAMIENTOS EN CUANTO AL ESPÍRITU SANTO
SED LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18).
Somos llenos del Espíritu Santo cuando nos vaciamos del pecado y nos entregamos incondicionalmente al Señor para ser guiados por Él.
NO ENTRISTECER AL ESPÍRITU SANTO
“Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30). Entristecemos al Espíritu Santo cuando no obedecemos lo que
nos mueve hacer.
NO APAGUÉIS AL ESPÍRITU SANTO
“No apaguéis al Espíritu” (1 Tesalonicenses 5:19). Apagamos el Espíritu Santo cuando insistimos en hacer lo que es desagradable delante de
Dios, cuando se impone en nosotros el orgullo, la rebeldía y la incredulidad, y cuando no somos sinceros en reconocer nuestras fallas y pecados.
Arras es una palabra fascinante. En tiempos de Pablo significaba “la paga y señal que garantizaba la compra posterior de algún bien o propiedad.” Pablo usó este término cuando escribió a los cristianos de Éfeso…Incluso hoy día se oye a los agentes inmobiliarios hablar de esa “paga y señal.” El espíritu Santo es la paga y señal que Dios da para garantizar a sus hijos que piensa terminar su obra, llevándoles al fin a la gloria.
La “redención de la posesión adquirida” hace referencia a la redención del cuerpo humano cuando cristo vuelva (Romanos 8:18-23; 1Jn.3:1-3).
La palabra traducida como arras también significa “anillo de compromiso.” Hoy día, en Grecia, se sigue usando esta palabra con este mismo sentido. ¿Y acaso un anillo de compromiso no es una garantía, una seguridad, de que se mantendrán las promesas? Nuestra relación con Dios por medio de cristo no es algo comercial, sino una experiencia personal de amor. Él es el esposo, y su iglesia la novia. Sabemos que el vendrá y reclamará a su esposa, porque nos ha hecho esa promesa, y nos ha dado a su Espíritu como “anillo de compromiso.” ¿Qué mayor garantía podríamos imaginar? James R. Adair, Comience su Día con Warren W. Wiersbe, (Editorial Portavoz, 2002).
ANDAR EN EL ESPÍRITU SANTO
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16). Andamos en el Espíritu Santo cuando estamos pendientes de lo que Él nos dice y buscamos
obedecerle y complacerlo. Así que, al recibir a Jesús, fuiste sellado con el Espíritu Santo y no solamente eres conocido por Dios, sino que el mismo diablo, sus súbditos y el mundo reconocen que no pertenecemos a ellos, sino a Jesús. (Efesios 4.:30). El Espíritu Santo no es un sello en nuestra frente, pero sé que de la misma manera en que la gente reconoció a Pedro y a Juan por su valor, sabiduría, testimonio y obras (Hechos 4:13), reconocerán que nosotros somos hijos de Dios por el Espíritu Santo que vive y actúa en nosotros.
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en El, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”
Efesios 1:13