¿Que es discipular?
¿Qué es DISCIPULAR?
Consideremos ahora cómo es el discipulado de uno a uno o discipulado relacional. Según la síntesis de la verdad bíblica, pienso que una manera cómo podríamos definir la obra de discipulado es: la motivación intencional de cristianos sobre la base de relaciones deliberadas, de amor y entrenamiento en la Palabra de Dios.
Aunque nuestra definición no es autoritaria, es importante. Las palabras claves en esta definición pueden ayudarnos a enfocarnos en que:
- El discipulado es INTENCIONAL y DELIBERADO – no es algo que simplemente sucede, es el resultado de una iniciativa con propósito de parte de otros cristianos.
- El discipulado implica MOTIVACIÓN – los cristianos necesitan motivación para ser fieles y perseverar en su fe.
- El discipulado está enfocado en hacer seguidores de Jesús, es decir, CRISTIANOS – no solo en una reforma moral o algo aun peor, copias de ti mismo.
- El discipulado está fundamentado en la PALABRA de DIOS – no solo en nuestro buen consejo.
- Discipular es AMAR – cuidar del alma de alguien de esta manera ES amor.
- Y finalmente, el discipulado es RELACIONAL porque implica más que solo observar una lección que está en video – implica que los humanos compartamos nuestras vidas unos con otros.
Para entender mejor este tema quiero que pasemos el resto de esta clase pensando en algunos componentes claves de su definición y algunas implicaciones.
Primero, el discipulado bíblico es intencional y deliberado.
Estas son palabras que vas a escuchar mucho en esta clase – intencional, deliberado. Pero necesitamos entender que hacer discípulos no es algo que simplemente sucede, sino que es el resultado de cristianos que responden en obediencia a un mandato imperativo de Dios. El mandato de hacer discípulos no es solo una estrategia que soñamos para hacer crecer la iglesia, sino la obra principal que Jesús le dio a su pueblo redimido (la iglesia) mientras se prepara para volver desde la diestra del Padre. Recuerda el encargo de Mateo 28:18-20.
«Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén». (RVR60)
Este no es un encargo que implica simplemente comunicar el mensaje del evangelio, sino hacer discípulos. Ese debe ser el enfoque de nuestro evangelismo – hacer discípulos. Jesús instruye a sus discípulos a volver y hacer discípulos de los demás. Ellos no deben hacer discípulos de ellos mismos, sino de Jesús. Así como Él hizo, ellos deben invertir sus vidas con el propósito de enseñar a los demás a seguir a Cristo.
Y eso es lo que entendemos que estamos llamados a hacer como cristianos: darnos intencionalmente/deliberadamente/a propósito para relacionarnos con los demás y así ayudarles a convertirse en creyentes maduros de Cristo. Esto no es tampoco una obra que es solo para individuos especiales. A lo largo de la Escritura vemos que todo el pueblo de Dios está llamado a exhortarse unos a otros como una marca de su propio discipulado de Dios.
En Hebreos capítulo 10 el escritor de los Hebreos le dice a los cristianos que reciben su carta: «Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras» (He. 10:24). Fíjate que él dice «nosotros» y «unos a otros». Esta motivación de la vida cristiana es presentada aquí y a través de las Escrituras como una labor obligatoria del pueblo de Dios, y no solo de algunos profesionales pagados. Y también te fijaste en las palabras «considerar» y «estimular». Esto no es simplemente algo que sucede si es que sucede, sino algo que el escritor nos dice que «consideremos» pensar, crear estrategias y trabajar deliberadamente con el fin «estimular» a nuestros hermanos y hermanas hacia adelante en el amor y crecimiento como cristianos.
Podríamos continuar, pero espero que por lo menos puedas apreciar un poco la verdad bíblica de que hacer discípulos no es algo pasivo. Para ser fieles al llamado de hacer discípulos estamos llamados a lanzarnos a la obra de manera intencional y deliberada.
Segundo, el discipulado bíblico es relacional.
La idea de que el discipulado es relacional está entretejida a través del Antiguo y Nuevo Testamentos. En las Escrituras vemos a un Dios que no es simplemente revelado, sino a un Dios que es relacional. A lo largo de la Biblia vemos a Dios revelarse a sí mismo no solo para transmitir información, sino para revelar la verdad que tiene como fin una relación con Él. En cada momento vemos a dios moviéndose intencional y deliberadamente hacia niveles más profundos y significativos de relación con su pueblo, desde la aparición de su Ley en el Éxodo hasta la promesa de Dios con nosotros en Isaías, hasta la aparición del Cristo encarnado en los evangelios, culminando en una relación cara a cara y sin medicación con el Dios descrito en Apocalipsis.
Tal vez la razón por la cual el proceso por el que trabajamos para construir el pueblo es tan relacional, es porque representa y describe la gran verdad de la naturaleza relacional de Dios. Vemos este enfoque relacional a través de la descripción bíblica de la reunión de los hijos de Dios en la iglesia local. Estas reuniones son descritas como «hogares», «cuerpos», «edificios»: imágenes que representan la interrelación y las labores integradas de las diferentes partes. La simple transferencia de información no es suficiente. La iglesia está llamada a relacionarse unos con otros para añadir un aspecto relacional diferente a todo lo que hace, aun al discipulado individual.
Así como muchas otras cosas de la vida de iglesia, el discipulado individual debe desarrollarse en el contexto de relaciones de amor y exhortación. A través de esto llegamos a conocer la vida, las luchas y los dones de los demás y construimos una cultura de iglesia de edificación mutua.
Tercero, el discipulado bíblico es amoroso.
El discipulado intencional relacional no es frío y práctico, sino que se parece mucho a la misma esencia de como Dios nos ha llamado a amarnos unos a otros dentro de su iglesia. Estamos llamados a entregar de forma deliberada nuestras vidas para el bien espiritual de los demás, así como Cristo entregó su vida para nuestro bien eterno. Ciertamente, Cristo hizo por nosotros lo que nunca haríamos unos por otros, él cargó nuestros pecados como un sustituto perfecto sin pecado, nosotros no podemos hacer eso. Sin embargo, estamos llamados en nuestro estado imperfecto y caído, a reflejar ese perfecto amor de Cristo. ¿Cómo? Derramando nuestras vidas para el bien espiritual de los demás, para su motivación y bendición. Eso es lo que la Biblia describe como amor entre cristianos.
El apóstol Juan lo dice claramente en 1 Juan 3:16 «En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos» (RVR60).
¿Qué significa decir que Jesús «entregó su vida por nosotros?». Bueno, puede referirse a su obra redentora… porque no podemos imitar eso en nuestras relaciones unos con otros. Debe significar algo más, algo que nosotros como humanos podemos imitar. Debido a esto, pienso que está claro que él está observando la manera como Jesús entregó su vida, no en la muerte, sino en el discipulado.
¿Por qué Jesús entregó su vida por nosotros? Para glorificar a Dios y hacernos un bien espiritual. Para enseñar, modelar, exhortar y amar a sus discípulos.
Debemos reflejar ese amor en nuestras pequeñas maneras de entregar nuestra vida por los demás, con el objetivo de glorificar a Dios y hacerles un bien. Eso es lo que significar amar.
Cuarto, el discipulado bíblico implica entrenar en la Palabra de Dios.
El discipulado implica entrenamiento. Tiene mucho contenido para transmitir y aplicar. Sin embargo, este entrenamiento no puede estar en cualquier cosa. Lo que le enseñamos a las personas y le ayudamos a asimilar es lo que pasarán contemplando y haciendo el resto de su vida. Si le enseñamos a la gente a depender de sí mismos o volverse a las cosas del mundo, nunca encontrarán a Dios.
El discipulado debe estar fundamentado en la Palabra de Dios. Es la Palabra de Dios la que da vida y no el consejo sabio del discipulador. La autocertificación del poder y habilidad de las Escrituras para transformar es evidente a través de todo el canon.
2 Timoteo 3:16-17: «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» (RVR60). (Ver Isaías 55:10-11; Santiago 1:21; 2 Pedro 1:3-4).
En su forma más simple, hacer discípulos es la tarea diaria de enfocar a otros en la Palabra de Dios. Como discipuladores, trabajamos duro para no cultivar una dependencia en nosotros y en lugar de eso entrenar cristianos para que se vuelvan a las Escrituras de forma consistente.
- EL DISCIPULADO BÍBLICO ES COMO UNA TUBERÍA
Para comprender mejor el concepto de discipulado, consideremos la imagen de un conducto para derramar bendiciones espirituales en la vida de otra persona.
A muchas personas le gustan los equipos de construcción. Estos se emociona cuando una grúa toma una pieza de tubería, la levanta en el aire y la coloca entre piezas contiguas de tubería.
El propósito de una tubería es mover el fluido hacia la dirección que debe ir, asegurarse de que va desde la fuente hasta el destino previsto. El discipulado bíblico se parece mucho a lo que es una tubería. Los cristianos que se fundamentan en la verdad de Dios se encuentran en la posición de hacerles un bien a los demás. Dios usa a los cristianos como conductos de su verdad. Tomamos la verdad de Dios, aprendemos a vivir de acuerdo a ella y luego lo pasamos a los demás.
[Ilustración: EN UN EXTREMO ESTÁ LLENO DE LA PALABRA «VERDAD DE DIOS» Y AGUA QUE FLUYE HACIA LA TUBERÍA; EN LA TUBERÍA ESTÁ LA PALABRA «TÚ»; Y EN EL OTRO EXTREMO ESTÁ LLENO DE LA PALABRA «OTROS»]
Las tuberías no tienen mucho de que enorgullecerse (1 Co. 4:7; Gá. 6:14). La función de la tubería es simplemente estar en el lugar correcto, llevando la verdad de Dios hacia los demás. ¿Eres tú una tubería?
2.UN PROCESO, NO UN PROGRAMA
¿Por qué puede ser fácil pensar en el discipulado como un programa en lugar de un proceso? Muchos programas han sido desarrollados para hacer «crecer» discípulos. Pero debido a que cada persona es diferente y tiene diferentes luchas y tentaciones, el discipulado no puede ser presentado muy fácilmente.
En esencia, el discipulado es más que todo cualquier cosa que hacemos de manera intencional para ayudar a otros cristianos a crecer en santidad. Es un proceso de ser transformados a la imagen de Cristo; no es un programa. Puede incluir la lectura de un buen libro cristiano y discutirlo; puede significar hacer un resumen de un libro de la Biblia juntos; puede significar tomar una clase de fundamento y discutirla durante el almuerzo; puede significar compartir conocimientos del sermón de la semana durante un café; puede significar llevar a tus hijos a jugar en la casa de otra madre para hablar acerca del devocional del último domingo; puede significar invitar a un hombre o mujer solteros a cenar y hablarles sobre lo que enseña la Escritura del matrimonio y la crianza… y podríamos seguir. Lo que representa el discipulado en la práctica es algo muy amplio. La clave está en que cualquier cosa que hagas debe estar fundamentada en la verdad de la Escritura y ser presentada sobre la base de una relación intencional y amorosa. En pocas palabras, eso es el discipulado.
CONCLUSIÓN
Mientras avanzamos en esta clase consideraremos muchas de las especificaciones de lo que parece ser el discipulado en la práctica, por ejemplo, como discutir un libro con alguien, como estudiar la Biblia juntos, y muchos otros temas específicos. Pero conforme terminamos esta mañana, quiero recordarte que:
- El discipulado es intencional y deliberado – no es algo que simplemente sucede. Requiere que decidas, con la ayuda de Dios, trabajar para ser un canal de transmisión de bendición espiritual en la vida de otra persona, como un aspecto de tu obediencia personal al mandato de Cristo de ir y hacer discípulos.
- El discipulado es relacional – requiere que busques conocer a otras personas e invertir tiempo en ellas para su bien espiritual. No puede ser hecho a través de un video o cursos de internet… requiere que (como parte de la iglesia local) inviertas tiempo real en personas reales.
- El discipulado es amar – no existe una mejor manera en que puedas mostrar amor a tu hermano creyente en Cristo que considerando de forma deliberada y seria como puedes hacerle un bien espiritual a través de tu relación con él.
- El discipulado implica entrenamiento en la Palabra de Dios – queremos que sea la Palabra la que transforme y cambie a las personas, y no nuestras opiniones e ideas personales.
Te exhorto a comenzar a pensar en cómo puedes crecer en tu propio discipulado de Cristo, al convertirte en un contribuidor intencional y deliberado de la cultura de discipulado de nuestra Federación de Iglesias Rey de reyes.